Se convierte en el único responsable político socialista en España que defiende al ministro y su gestión bajo investigación

Torrent exige la verdad: su exalcalde y el PSOE local consideran ejemplar y defienden a Ábalos y a la fundación investigada Fiadelso mientras calla ante las preguntas clave sobre el destino del dinero público

El silencio cómplice, la falta de explicaciones y la defensa cerrada del exministro socialista José Luis Ábalos y de su fundación, FIADELSO, por parte del exalcalde Jesús Ros han generado una profunda indignación entre los ciudadanos del municipio. Las recientes declaraciones del exalcalde Jesús Ros, en lugar de aportar luz, no hacen más que aumentar las sombras y la incertidumbre que se ciernen sobre un episodio que ya puede calificarse como uno de los mayores escándalos políticos de la historia reciente de Torrent.

Una defensa inaceptable: ¿Ejemplaridad?. Una defensa que insulta la inteligencia de los torrentinos

Que el exalcalde socialista Ros sea el único en toda España que se atreve a hablar de “ejemplaridad” respecto a las ayudas otorgadas a FIADELSO y al exministro Ábalos resulta no solo ofensivo, sino también vergonzoso y un insulto a la inteligencia de los ciudadanos. Nos encontramos ante un episodio que ha traspasado los límites de lo ético, de lo político y de lo legal, con un exministro investigado por el Tribunal Supremo por organización criminal, cohecho, tráfico de influencias y malversación, y una fundación salpicada por informes demoledores de la Agencia Valenciana Antifraude y señalada por la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil por su relación con una trama de corrupción.

Frente a esta realidad, el exalcalde y el PSOE torrentino, lejos de condenar o tan siquiera mostrar preocupación, prefiere cerrar filas en torno a sus dirigentes caídos en desgracia, ignorando las exigencias de los ciudadanos que aún no saben qué se hizo con su dinero.

La respuesta del exalcalde: tarde, vacía y cómplice

Tuvieron que pasar más de 24 horas desde que el escándalo saliera a la luz para que Jesús Ros saliera a dar la cara, y lo hizo con una intervención carente de contenido, sin aclaraciones, sin autocrítica, sin una mínima referencia a las irregularidades que rodean a Fiadelso, ni al papel del Ayuntamiento de Torrent en las ayudas concedidas.

Lejos de asumir responsabilidades o mostrar empatía con los vecinos, Ros eligió un tono autocomplaciente, reafirmando la “ejemplaridad” de una fundación judicialmente disuelta en 2023, y de un exministro cuya causa ha sido asumida por el Tribunal Supremo, dada su condición de diputado aforado.

Esta actitud confirma la complicidad del exalcalde y el PSOE de Torrent, que ha optado por la opacidad, falta de transparencia y el encubrimiento en lugar de defender los intereses y el dinero de los torrentinos.

Una solicitud escandalosa: el PSOE pide los expedientes, bajo sospecha, que debería conocer

Aún más grave es que ahora el grupo municipal socialista pida al Ayuntamiento de Torrent que le entregue los expedientes de las subvenciones que ellos mismos tramitaron y aprobaron. Este gesto evidencia una desconexión total entre quienes daban las ayudas y lo que ocurría realmente con ese dinero público.

¿Acaso no sabían en su momento a qué se destinaban las subvenciones? ¿Por qué ahora, de manera repentina, muestran interés? La respuesta es evidente: están nerviosos, y su desconocimiento confirma que los fondos se repartían a ciegas, sin control, sin fiscalización, sin informes, sin conocer el destino, el impacto, los resultados y el grado de cumplimiento.

Más de 70.000 euros, por el momento, sin rastro y una opacidad escandalosa

Según información publicada por diversos medios de comunicación, más de 70.000 euros de dinero público torrentino fueron a parar a manos de Fiadelso sin que, a día de hoy, sepamos cuál fue el destino, la ejecución o el impacto de los supuestos proyectos subvencionados.

Ni el exalcalde ni ningún miembro del PSOE local ha explicado qué controles se aplicaron, si hubo informes de evaluación, o si se realizó algún seguimiento de las actuaciones financiadas. No hay rastro de interés por parte del entonces gobierno municipal, lo cual refuerza la sospecha de que estamos ante un mecanismo de presunto reparto clientelar de fondos públicos sin control ni transparencia.

Fiadelso: Una ONG en el corazón de la trama

Fiadelso, creada en 1992, fue reconocida en un Pleno por el PSOE torrentino en 1996 como “una organización no gubernamental con acreditada solera y con acciones más que probadas en favor de los pueblos del tercer mundo”. Tres décadas después, los hechos han desmentido rotundamente esa imagen.

Según el informe demoledor de la Agencia Valenciana Antifraude, sobre Fiadelso: se detectan graves incumplimientos en la presentación de cuentas anuales y planes de actuación desde su constitución en 1992 hasta su extinción judicial en enero de 2023. Se señalan deficiencias en el Protectorado de Fundaciones de la Generalitat Valenciana por su falta reiterada de supervisión y control sobre la fundación. incumplió sistemáticamente sus obligaciones legales de rendición de cuentas y planes de actuación, especialmente desde 2012. Además, concluye que el Protectorado no ejerció oportunamente sus funciones de tutela, permitiendo años de irregularidades sin intervención efectiva.

Y recomienda a la Conselleria de Justicia e Interior que concluya el proceso de liquidación de Fiadelso y valore iniciar expedientes de responsabilidad contra sus patronos por estos incumplimientos. El 19 de enero de 2023, el Juzgado de Primera Instancia n.º 3 de Valencia dictó sentencia estimando la demanda de la Generalitat Valenciana y declaró la extinción de la fundación, así como la apertura del procedimiento de liquidación judicial.

No estamos hablando solo de una fundación cualquiera. Estamos hablando de una estructura usada políticamente por el socialismo para canalizar fondos a proyectos externos, sin control, y sin rendir cuentas. Y Torrent fue parte de ese engranaje bajo el mandato de Jesús Ros

Cortinas de humo para ocultar la realidad

El descrédito del exalcalde Ros no se queda ahí. En sus últimas declaraciones, Jesús Ros critica, para desviar la atención y como cortina de humo, que el ayuntamiento solo haya concedido el 80% de las ayudas tramitadas. Sólo hablan de la Dana para utilizarla como arma política y arrojadiza contra el equipo de gobierno y en particular contra la alcaldesa Folgado.

¿Y qué hizo el exalcalde y el PSOE durante la Dana y post-DANA? Nada. Ni una ayuda o colaboración al gobierno municipal, ni una exigencia al Gobierno de Pedro Sánchez, ni una gestión. Solo silencio, abandono e indiferencia.

Este comportamiento revela una manipulación e instrumentalización política del dolor ciudadano y de la catástrofe, una tragedia sin precedentes en nuestro municipio y un uso partidista de las instituciones para tapar sus propios escándalos, buscando sólo rédito político y reflejando que en realidad no les importa en absoluto la situación de los ciudadanos, y la esperanzadora recuperación y reconstrucción del municipio.

Una deuda con la verdad y con los vecinos

Jesús Ros tenía dos opciones: defender la verdad y el dinero de los ciudadanos o proteger a Ábalos. Eligió sin titubear la segunda. Su actuación no solo mancha el final de su larga trayectoria política, sino que también degrada la dignidad institucional de Torrent.

La ciudad que gobernó durante más de dos décadas no se merece esta falta de respeto, ni las risas que provoca cada intento de desviar la atención hacia temas ajenos. Lo que los vecinos exigen es una rendición clara de cuentas, no discursos vacíos, ni apoyos y complicidades con compañeros de partido investigados por graves delitos.

Basta de mentiras, Basta de complicidad

Torrent necesita saber la verdad. Los ciudadanos exigen saber dónde fue a parar su dinero, qué se hizo con él, y por qué se entregó a una fundación que hoy está judicialmente disuelta y relacionada con una investigación por corrupción.

El exalcalde y el PSOE de Torrent debe romper su silencio, dejar de blindar a sus exdirigentes y asumir responsabilidades políticas, legales y morales. Porque no estamos ante un error administrativo, sino ante un caso estructural de opacidad y de complicidad política. y de presunta gestión temeraria del dinero público.

Torrent merece algo mejor. Merece limpieza, transparencia, ejemplaridad y justicia.

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